martes, 24 de febrero de 2009

Un 24 de febrero pero de 1895 estallaba "la guerra necesaria" en Cuba

Por Mario Mainadé

Redacción Central (PL).- El 24 de febrero de 1895 estalló la insurrección en el archipiélago cubano, después de una minuciosa preparación. Así comenzó lo que el apóstol José Martí definiera como "la guerra necesaria".

Si la contienda de los 10 Años (1868-1878) impuso a Cuba y España un elevado sacrificio, esta última sería más corta pero no menos cruenta.

La autorización del alzamiento la firmaron Enrique Collazo, Mayía Rodríguez y Martí el 29 de enero, pero no llegó a su Delegado en Cuba, Juan Gualberto Gómez, hasta la segunda quincena de febrero.

Toda la labor de aviso de Oriente a Occidente la realizó Gómez burlando el espionaje de que era objeto y alejado de los lugares habituales donde ejercía como periodista.

El 1 de abril Antonio Maceo desembarcó con Flor Crombet por Duaba, no lejos de Baracoa, y el 11 del propio mes lo hicieron Martí y Máximo Gómez por Playitas, pequeña ensenada en la costa de Cajobabo.

Ya se hallaban en Cuba los principales jefes como resultado de la incansable labor de Martí por la independencia de su patria y la unificación de sus hijos.

Dos años antes, como motor impulsor había fundado el Partido Revolucionario Cubano, que congregó a los patriotas dispuestos a la lucha bajo el pensamiento martiano "con todos y para el bien de todos".

El Apóstol estaba consciente que debía nacer una guerra, la cual consideró primero inevitable y luego necesaria. Y no le faltaba razón. Muy pronto su mirada profunda e inteligente supo descubrir, durante su permanencia en Estados Unidos, a "ese norte revuelto y brutal que nos desprecia".

Eran los planes de expansión y dominio que hervían en las entrañas del monstruo y se ceñían sobre América Latina y el Caribe.

A este fenómeno Martí lo llamó imperialismo e intuyó con toda claridad la urgencia de salvar a la futura nación cubana de las apetencias del poderoso enemigo.

Tan temprano como en el año 1803, el presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, había postulado que Cuba era indispensable para la seguridad de su país y a sus manos debía pasar cuando fuera propicio.

John Quincy Adams proclamó un siglo después la teoría de la fruta madura para llevar a nuestro archipiélago cubano al regazo de Washington.

Pero la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895 bajo el liderazgo de Martí y cuyo 112 aniversario conmemoramos, estalló la etapa definitiva por la independencia, alcanzada el Primero de Enero de 1959.

Martí, hijo de valenciano y de canaria, en su corta existencia de 42 años acumuló la experiencia del presidio político y el exilio.

Viajó por esta "América nuestra", que reconoció una y distinta en su diversidad, en su pasado y en su destino de la América del Norte.

Ejerció el periodismo con agilidad extrema en crónicas que expresaban la frescura y la profundidad de quien dominaba varias lenguas, y poseía una simpatía y capacidad de trabajo que a todos asombraba.

Un día dijo de sí mismo: "No vivimos en paseos y en orgías, sino regando la sangre por la tierra, y con la transparencia y la humildad de los apóstoles" . Y así lo inmortalizó su pueblo: el Apóstol.


¡LIBERTAD A LOS CINCO HEROES!


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